Así me gusta Chile

«Así me gusta Chile» fue el acto público de cambio de mando al finalizar la dictadura militar en 1990 y el comienzo de la transición hacia la democracia, con la asunción del Presidente Patricio Aylwin.

Para la realización de este evento se llamó a un equipo creativo del cual Alfredo Saint-Jean Domic fue miembro. Este equipo eligió algunos gestos muy significativos que marcarían no solamente el acto en sí, sino que se convertirían en símbolos del período histórico específico que esta actividad anunciaba:

El Estadio Nacional: La elección del Estadio Nacional como escenario fue en sí misma un símbolo muy poderoso que marcaría este acto. El recinto deportivo de la comuna de Ñuñoa había sido construido en 1938 para albergar los más importantes eventos deportivos como el campeonato Sudamericano de Campeones y el Mundial de Fútbol de 1962, pero también había sido escenario de la comunión entre el deporte y la cultura, cuando en los años 60 se realizaban los espectáculos de los Clásicos Universitarios. Sin embargo, durante la dictadura este lugar funcionó como centro de detención, tortura y muerte, por lo que no eran felices los recuerdos inmediatos que el país tenía de este estadio. Por eso elegirlo para la fiesta de la finalización del período más oscuro de nuestra historia reciente era, al mismo tiempo, osado y justo. El Estadio se le devolvía al país para lo que había sido construido. No podía ser más un símbolo del horror, la soberbia y la ignorancia.

Bandera Chilena gigante: Uno de los símbolos más recordados fue la aparición de una bandera chilena gigante que ocupaba toda la cancha. Nunca una bandera chilena había tenido tal envergadura. Ocurría con la bandera algo similar que con el estadio, durante 17 años había sido el símbolo de todos los actos oficiales que organizaba la dictadura, pero la bandera no era del dictador, ni de sus cómplices (activos y pasivos). La bandera debía volver a las manos de la gente, y eso fue exactamente lo que se hizo.

Caminata del Presidente Aylwin: Hasta el día anterior a este acto en Chile había dictadura. Los militares cometían los horrores en la más absoluta impunidad. El terror era parte del día a día de la gente. No era extraño temer que los militares no aceptarían de buena gana los cambios que se estaban empezando a suceder. Sin embargo, en su ingreso al estadio, y al atravesar la cancha ante decenas de miles de personas, el presidente Aylwin lo hizo a pie y sin escolta. Este hecho marcaba de una manera clara el mensaje que se quería entregar: Chile ya no era un lugar para vivir con miedo.