Revista Occidente: El mago que encendió las luces de la cultura

Desde principios de junio está circulando una carta dirigida a la señora Presidenta de la República, Michelle Bachelet, con el objeto de que se le otorgue un reconocimiento especial a la persona de Alfredo Saint-Jean, un destacado hombre del arte y la cultura con una vasta trayectoria personal y profesional que ha dejado nuestro país sembrado de hitos como verdadero patrimonio de nuestra historia cultural.

Parte del relato de esa carta destaca los inicios de su curiosidad e innovación cultural señalando: “Cuando la gestión cultural ni siquiera tenía nombre, a fines de los ’60, un joven comenzó su cruzada por visibilizar a artistas del mundo de la música emergente en Chile y desde el Teatro Marconi, en Providencia, organizó conciertos los días domingo en la mañana. Estos daban cuenta de la efervescencia musical que vivía el país y del tremendo potencial artístico que, hasta ese momento, estaba oculto. En esos conciertos participaban jóvenes bandas como Los Jaivas, Los Blops y Aguaturbia. Con este hito nacía la carrera de quien es uno de los gestores más trascendentales de nuestro país, quien ha cumplido 50 años de carrera ininterrumpida dedicada a la gestión de sueños: el Sr. Alfredo Saint-Jean Domic”.

En la misma línea de resaltar la prolífica actividad de Saint-Jean, en la carta se hace mención a imborrables eventos que marcarondealgunaformalacoyuntura nacional, tal cual se relata “ha sido cabeza de instancias tan trascendentales como: Concierto de Amnistía Internacional “Desde Chile… un abrazo a la esperanza”; la Muestra de Dramaturgia Nacional; el Festival Mundial de Teatro I.T.I.; los Carnavales Culturales de Valparaíso; la Fiesta de la Cultura; la Ceremonia de ascensión al mando del Presidente Patricio Aylwin; las celebraciones por el centenario del Poeta Pablo Neruda; entre otros cientos de conciertos, obras de teatro, danza, circo, en Chile y en el extranjero. Ha trabajado con más de 400 artistas internacionales y restauró el Teatro que vio nacer su carrera, creando el Teatro NESCAFÉ de las Artes”.

Finalmente, esta misiva termina sintetizando el profundo legado que hace merecimientos para un reconocimiento al más alto nivel en nuestro país. El texto refleja lo siguiente “La totalidad de sus acciones culturales son inabarcables en estos párrafos, su espíritu emprendedor, curiosidad, pasión y perseverancia lo hicieron sumergirse profundamente en un oficio trascendental para el arte y las personas, desde las sombras, sin protagonismo, ha estado aquel que hace posible que un hecho artístico se encuentre con el público, con los chilenos, impactando positivamente en su calidad de vida, en sus emociones, en su creatividad, en la identidad de un país y en el bien común. Dedicarse a un oficio tan noble merece un reconocimiento que saque, por un instante, a este creador de experiencias de las bambalinas y lo instale en el sitial que corresponde, un pionero de la gestión cultural en Chile, un maestro y referente de las futuras generaciones”.

¿Qué ha significado para usted la creación del Teatro Nescafé de las Artes?
– El Teatro Nescafé de las Artes es un sueño hecho realidad por la conjunción de los astros. Se reunió la utopía de hacer renacer un teatro abandonado, con la disposición positiva de una marca como NESCAFÉ de Nestlé que apostó a esta especie de locura confiando en que existía una gran oportunidad para generar valor de la marca. Hemos cumplido 8 años de rotundo éxito, con una experiencia única, que cobija cada año 85 eventos, cerca de 250 funciones y recibiendo a más de 220.000 espectadores.
Hemos recorrido todas las expresiones artísticas como la música clásica y la popular, la poesía, la ópera y la danza, el teatro y el circo, la comedia y la pan- tomima. Somos el único teatro en el mundo que tiene una programación variada, con diferentes espectáculos, semana a semana.

¿Cuál es su mirada general sobre el estado de las artes y la cultura en Chile?
–Una mirada crítica, porque la cultura aparece como el hermano pobre del resto de actividades del país, cuando debiera ser un asunto de primer orden si queremos una sociedad mejor. Una mirada creativa, constructiva y optimista porque en nuestro caso estamos demostrando que el emprendimiento y la gestión cultural profesional tienen un espacio para realizar importantes cambios y convertir las artes y la cultura en aquello que puede hacer reen- contrarse a nuestro país y la gente con su identidad, sus sueños y su creación.

¿Cree que el Ministerio de Cultura es el instrumento principal para desarrollar una política cultural en Chile?
–No. El Ministerio de Cultura es un agente de acciones artísticas y culturales, pero carece de una visión integral y sistémica de lo que denominamos cultura. Queda todo reducido a obras. La cultura es nuestro modo de vivir, de relacionarnos, de pensar, sentir, amar, construir y reconocer el valor del pasado, vivir el presente y soñar el futuro. El Ministerio de Cultura debiera ser algo así como el ministerio de la vida misma, estar en todos los espacios de convivencia, valorando la identidad, lo que emerge cada día y nos renueva, como lo que nos hace reconocer las raíces. La cultura es el alma que le hace falta al desarrollo material.

Actualmente ¿es suficiente el apoyo estatal al desarrollo de las artes y la cultura?
–Reducir la cultura a los recursos eco- nómicos que el Estado dispone para concursos artísticos y culturales es em- pobrecerlo todo. Siempre estos recursos han sido escasos y siempre quedan mu- chos actores culturales mirando desde afuera cómo otros acceden a recursos. Pero eso es secundario. Lo esencial es que no tenemos una mirada cultural estratégica que vaya de la mano con las ideas y sueños de futuro del país. Una idea central que devuelva el alma al cuerpo material.

Todo el mundo habla que para que Chile sea mejor, necesitamos un gran cambio cultural, cambios profundos en nuestra manera de ser, de pensar, vivir, compartir, cocinar, crear, volar, pero ¿quién lleva la batuta?
Nosotros pensamos que deben ser los propios creadores y la gente en sus espacios y territorios quienes deben y pueden generar iniciativas de cambio Serrat, un amigo de toda la vida.

cultural desde las raíces, desde abajo hacia arriba, en las comunidades, pueblos y ciudades de todas las regiones del país. Una cultura viva, una política cultural que nace desde la acción y la vida misma y no desde los escritorios de los administradores de fondos.

Por cierto esto implica coordinación y diálogo y cooperación pública, privada y ciudadanos.
Las personas comprenderán la importancia de los cambios culturales cuando comencemos a tocar fondo con los problemas planetarios ambientales, con los dramas del desarrollo humano, con los cambios tecnológicos y la emer- gencia de voces creadoras y constructo- ras de un futuro mejor posible.

¿Qué papel cree que tenga el desarrollo de las artes y la cultura en la construcción de un país más inclusivo y solidario?
– La cultura de la competencia y del individualismo debe dar lugar a la cultura de la cooperación, esto es inevitable porque será la única forma posible de subsistir y reciclarnos. Esto ya se manifiesta en muchas partes con la emergencia de nuevos creadores y gestores culturales, con propuestas estéticas llenas de nuevos paradigmas y nuevos valores.
La participación activa de los ciudadanos en sus comunidades, en actividades generadoras de cultura de la cooperación, de la solidaridad, del bien común, hará posible que las nuevas generacio- nes comprendan desde el hacer que debemos vivir en la solidaridad compartiendo con los otros, iguales o diversos.

¿Puede apreciar usted que exista un recambio generacional en estas temáticas que tiendan a profundizar nuestro patrimonio cultural?
– Por supuesto, hemos estado vinculados estos años con muchos nuevos valores en todas las expresiones de la creación y gestión artística y cultural, tanto en Chile como en el mundo, también con los movimientos sociales emergentes relacionados con temas diversos, desde la causa mapuche hasta el movimiento homosexual, desde la legalización de la marihuana hasta la lucha por una nueva educación y previsión social hasta los movimientos ambientalistas. Desde el protagonismo de la mujer hasta los derechos de los niños. Todo esto tiene un correlato cultural y artístico que se manifiesta aún en las trastiendas y algunos están logrando aparece en la escena visible para todos. Por cierto, no dejamos de lado la herencia cultural, el patrimonio existente, que es fuente de la identidad y de la nueva creación siempre.

Entrevista publicada en la edición Nº 474 de la Revista Occidente (Julio 2017).

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